“Espíritu crítico” y “productividad” son dos términos que se escuchan mucho en la actualidad. Dos términos que cualquier empresa con mentalidad mínimamente abierta esperará de sus empleados y socios. Pero ¿son realmente compatibles?
Parece evidente que la única forma de mejorar algo o de mejorarse a sí mismo, es detectar en qué se está fallando para poder mejorarlo. Sin embargo cabe preguntarse, ¿Por qué hay gente que acepta bien las críticas y otras que reaccionan mal ante ellas? O quizá sería más acertado preguntarse ¿Por qué hay gente que consigue dar una opinión crítica sin ofender al otro y además es capaz de lograr resultados positivos?
La respuesta es sencilla. Cuando se critica negativamente a alguien, lo más habitual es que esa persona se ponga a la defensiva, con lo que de inmediato perdemos su capacidad de atención y sus esfuerzos se concentran en negar dicha acusación en lugar de escuchar. Pero además, cada vez que se critica a alguien, su amor propio disminuye y esto hace que su rendimiento también lo haga. Y si lo hacemos de forma constante conseguiremos que acabe por no intentar absolutamente nada.
Por eso, si la intención es obtener resultados positivos, debemos tener claro que las críticas deben ser informativas y positivas y enfocarse en lo que se puede mejorar, no en lo que se está haciendo mal.
Bryan Tracy, orador motivacional y experto en formación para el desarrollo de individuos y organizaciones, aconseja algunas claves a tener en cuenta para ser más hábiles a la hora de realizar una crítica:
Empieza siempre con un elogio.
Protege siempre el amor propio de la persona.
Haz comentarios sobre las actuaciones, no sobre la persona.
Habla de lo que se hará de otra manera en el futuro, no de lo que sucedió en el pasado.
Tracy asegura que “lo que determina la eficacia en la vida es el amor propio y las dos cosas que nos reprimen más son el miedo al fracaso y el miedo al rechazo”. Por eso conseguiremos mucho más de cualquier persona si seguimos esas sencillas claves a la hora de hacer un comentario crítico.
Casos de empresas de éxito como Google o Microsoft, demuestran que las empresas que crean un entorno positivo y libre, que fomentan el respeto y valoran las facultades e iniciativas de sus integrantes, obtienen mejores resultados. Por lo tanto, para garantizar un rendimiento óptimo, cualquier organización debería fomentar que la gente se sienta valorada y respetada así como un espíritu crítico, eso sí, siempre que mantenga un objetivo constructivo y una forma positiva y respetuosa.
Se acabó la era del jefe autoritario y el empleado sumiso. Es el momento de la comunicación, del espíritu crítico y de la autocrítica.
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