Lo que no suma, resta (relaciones tóxicas)

  ¿Te has preguntado alguna vez por qué esa pareja que conoces sigue junta a pesar de que pasan la mayor parte del tiempo discutiendo? ¿Te has encontrado con un compañero de trabajo, socio o jefe cuya actitud o negligencia perjudica al resto del equipo? ¿En tu familia hay una “oveja negra” que siempre arruina las reuniones con sus comentarios? Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, sigue leyendo.

  Todas las situaciones anteriormente descritas, son casos en los que una o más personas no está sumando en una relación sino que la está perjudicando. Da igual el ámbito al que nos refiramos o la situación concreta. En cualquier relación o situación interpersonal, existe una de estas opciones en cada momento: o se está aportando algo positivo o se está a aportando algo negativo. Pero desgraciadamente las situaciones aparentemente neutras no lo son en realidad.

  ¿Has oído alguna vez aquello de que la “no comunicación” también comunica? Efectivamente, siempre estamos comunicando. Incluso cuando estamos callados, estamos comunicando algo, ya sea con un gesto que sustituye eso que no quieres decir, con una mirada, etc. Si tu pareja, tu mejor amigo, un familiar cercano o cualquier persona con la que hables a menudo, de repente no da señales de vida en varios días, ¿te preocuparías, verdad? Eso es comunicación también. Ya que al no haberla, tú has recibido el mensaje de que algo no va bien. Si en medio de una llamada telefónica, falla la cobertura, esto afectará negativamente a la comunicación ya que no puedes recibirla o enviarla con claridad.

  Lo mismo se puede aplicar a las relaciones personales. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer, tiene un efecto en lo que nos rodea: nuestra familia, nuestra pareja, nuestro trabajo o negocio, nuestros amigos, etc. La pregunta que hay que hacerse es si este efecto es positivo o negativo. Tener un detalle bonito con tu pareja puede marcar la diferencia en un momento dado. No hacerlo también. Hacer una llamada extra o dedicar unos minutos más a terminar una tarea puede hacer que tu negocio suba de nivel. No hacerlo puede hacer que pierdas oportunidades importantes. Escribir un mensaje de apoyo a un amigo cuando sabes que lo necesita puede reforzar la relación. No hacerlo puede hacerle sentir que solo estás cuando las cosas van bien.

  Seguro que mientras lees, se te están ocurriendo situaciones en las que detectas que el modo de comportarse de cierta persona en un momento dado no ha sido o no es el más adecuado y que ha perjudicado vuestra relación o vuestro trabajo. ¿Pero te estás observando a ti mismo también? Uno de los mayores ejercicios de autoconocimiento que puedes realizar, es el de mirarte con la mayor objetividad posible y admitir que eres el responsable de muchas (si no de todas) las situaciones conflictivas de tu vida. Lo sé, no es fácil. Pero hablo por experiencia propia y te aseguro que una vez que asumes tu responsabilidad y te das cuenta de que no puedes cambiar a nadie pero que sí puedes mejorar tú, resulta tremendamente liberador y todo empieza a cambiar.

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  A continuación te propongo un ejercicio. Y como siempre, te pido total sinceridad. Este ejercicio es para ti y nadie tiene por qué conocer tus respuestas.

  1. Identifica si existe en tu vida alguna situación similar a las que hemos descrito.
  2. Identifica a la persona que está provocando dichas situaciones.
  3. Piensa si tienes parte de responsabilidad en dicha situación.
  4. Vuelve a pensar y analiza si actualmente o en el pasado, eres responsable o has generado alguna de estas relaciones poco constructivas.
  5. Ahora piensa cuales son las soluciones posibles para tratar con una persona conflictiva y cuales son las mejoras que puedes realizar para dejar de serlo tú.

  ¿Qué tal? ¿Has encontrado soluciones? Puede parecer sencillo. Si una relación es tóxica, lo más sensato podría ser cortar la relación o alejarse todo lo posible. Pero muchas veces estas personas son seres queridos que quieres conservar en tu vida, o personas con las que estás obligado a relacionarte en el trabajo o cualquier otro ámbito. Y después de todo, puede que se trate de una fase o situación que esté viviendo que provoca ese comportamiento. En ese caso tal vez puedas probar a ser tú más amable, a ofrecerle tu ayuda o cualquier otra estrategia que dé la vuelta a la situación o que la mejore.

  ¿Y para ti? ¿Has encontrado mejoras personales que puedas llevar a cabo? ¿Tal vez pensar antes de reaccionar ante una situación conflictiva o estresante? ¿Tener más paciencia? ¿Esforzarte en ser amable? ¿Tratar de escuchar y entender al otro?

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Foto destacada de Александр Македонский en Pexels

Segunda imagen: Michael, licencia CC.

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